reingresa
ese roce
que oímos en la ventana
altera
en diminutos huracanes
el decidido transcurrir de un bicho
salpicado de constelaciones invisibles
verdes, marrones y amarillas
aparente fantasía insalvable
la del lento volver hacia aquí mismo
entregados
al tenso entretenimiento
de la falsa libertad
cuerpo a cuerpo
y eso que es parecido a la felicidad
sospecha una ausencia
cosida de ráfagas
de inquietud incomunicada
y nos sienta a oscuras
para comprobar que
todos los candados están intactos
que es otra cosa
lo que desgarra la noche
eso que cae en un rezo
como perlitas sensibles al tacto
acumuladas en una bolita
verde marrón y amarilla
miércoles, 8 de julio de 2009
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