domingo, 13 de diciembre de 2009

MEJILLONES TRISTES

Ayer fui al super con mi abuela.
Había mejillones de esos gordos marca "García", venían en pack de cuatro latas promoción super-ahorro.
Mi abuela cogió tres paquetes.
Yo sonreí relamiéndome mientras imaginaba el pan mojado en escabeche...
Llevaba la barra de pan camino a la caja, cuando vi desde atrás como mi abuela escondía lentamente los mejillones en el forro descosido de su abrigo.
Yo no podía abrir más los ojos...
- "¡Yaya, que haces!" -le dije tirándole del faldón que llevaba hasta las rodillas.-
Pero ella me miró con sus ojos tiernos, sin brillo, como granos de café muy tostado.
Yo bajé la cabeza.
Nos iban a cobrar. Las latas de mejillones, latían en el forro del abrigo de mi abuela.
Ella tenía los labios apretados y miraba al frente, cuando pitó el detector de la caja.
La cajera nos miró de perfil, impasible.
- "Pase, anda, señora..."
Esa noche cenamos mejillones tristes.

1 comentario:

Luis M. dijo...

¡Mejillones tristes! ¿Cómo se te ocurre? ¡¡¡Si son de la familia de los berberechos!!! Bueno, tal vez, pronte, sea más alegre compartir un kinder sorpresa... ¿No crees?