sábado, 14 de febrero de 2009

LA CIUDAD SUMIDERO

Hay un mundo obtuso que se ahoga
y es plata de tus ojos.
Todo lo que nace, muta,
gira, habita, acaba aquí,
en esta sombra inmaterial
cuyo último recodo
es un abismo involuntario.

No sabe si fue el hombre
o un dios salvaje
quien creó esta ciudad a su manera.
Mira las palomas de asfalto,
las colillas desparramadas como caracoles sordomudos
en las aceras lúgubres machacadas de ansiedad.

Ya solo le queda el “nosotros”
que sobrevive somnoliento y acurrucado
en la parada del metro,
de brillo mate y que no parpadea
ante los transeúntes solitarios
y los alcohólicos desorientados
por los letreros luminosos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es lo mismo que pienso yo cuando voy en el metro ;-)