sábado, 28 de marzo de 2009

Alguien extraño

Se podría decir que soy alguien extraño, incluso para mi mismo. A veces me gusta hablar y entonces cualquier asunto es bueno para mí, y disfruto tanto hablando de un cielo gris como de un poeta que jamás haya leído. Aunque trabajo la mayor parte del año en una librería que he heredado de mis padres, mi vida son los viajes y cuando puedo desaparezco y me voy a cualquier sitio. Siempre viajo solo y me acompaña una pequeña libreta donde dibujo y escribo pequeñas historias. Suelo escribir hacia el final del viaje, y le dedico un día entero a escribir, aunque no siempre escribo sobre lo que he visto y en muchas ocasiones me invento el viaje, incluso me invento a mi mismo, como si ese otro hubiese vivido de otra forma lo que yo he disfrutado siendo de otra manera. Esos personajes acaban siendo lo mejor que saco del viaje, es como si me hubiesen acompañado desde el principio, pero entonces yo no lo sabía, solo una vez con la libreta, descubro que ahí estaban. Para mí ellos son tan reales como mis mejores amigos, y les hablo a veces pidiéndoles algún consejo, imaginando que harían ellos en una situación que a mí me viene grande. Algunos me han acompañado en varios viajes, y han vivido conmigo la puesta de sol en Lisboa o la sonrisa de una camarera berlinesa en la fiesta de la cerveza. En el último momento del viaje, cuando ya he descubierto que están conmigo, intento actuar como ellos, ser ellos y dejar de ser yo por un momento. Entonces descubro que estoy cansado de ser como soy, y me encanta ser otro nuevo, y conversar con un desconocido como si fuese la última vez que conversase con un hombre.
Cuando vuelvo a casa, a mi trabajo en la librería, y trato con mis clientes habituales, me doy cuenta que no soy solo yo el que habla, sino también mis amigos, esos extraños desconocidos sin los cuales no llegaría entenderme como me entiendo.

No hay comentarios: