viernes, 24 de abril de 2009

La desaparicion

-Luego se fue corriendo ¿Dice usted?
Sofía asintió afirmativamente. El inspector dio por terminado el interrogatorio susurrando palabras de ánimo a Don Alvaro, que hundido en el sillón, trataba inútilmente de explicar la repentina desaparición de su mujer. Sofía se cruzó por el pasillo con una de sus compañeras, que intentaba colocar recta la cofia que coronaba su cabeza.
Al abrir la puerta de su casa, una voz se entremezcló con el lamento de la cerradura. Sofía se giró y allí estaba la señora.
-Lo he dejado todo por tí ¿Me crees ahora cuando te digo que te quiero?

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