martes, 27 de enero de 2009

EL TONTO DEL PUEBLO

El tonto del pueblo se llamaba ---- y era muy querido por la gente. No hacía daño a nadie, al contrario, divertía a niños y mayores con sus tonterías, y éstos a su vez le recibían con golosinas, cafés, bocadillos y cigarros. Incluso fumaba de los porros de la juventud, sólo a cambio de algo de su repertorio de tonterías.
Vivía cómodamente en su casa con sus hermanos y su madre, que le alimentaban y cuidaban con paciencia pero con fraternidad. Estaba siempre en la calle para pasarlo bien, se divertía mucho con sus tonterías y los demás se lo agradecían, para matar la monotonía del pueblo.
Un día, los jóvenes se lo llevaron a dar una vuelta en coche a la montaña para emborracharse y fumar porros, con tan mala suerte que al bajar, con la borrachera, se cayeron por un terraplén, acabando todos con traumatismos en el hospital.
Un tiempo en coma y se levantó, milagrosamente recuperado de su “tontería”. Su madre y sus hermanos descubrieron que volvió a la familia como una persona normal, fuerte y apta para la vida.
La sorpresa de su recuperación duró unas semanas, y las tonterías que hacía ahora, a nadie le hacían gracia y ya no recibía las gominolas ni los cafés de los pueblerinos. Lo mandaban a trabajar. No tenía dinero ni porros, y su vida se había convertido en normal.
Cierto día desapareció para no volver más. Lo encontraron en el mismo terraplén de la caída, con un traumatismo que ya le mató.

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