Una pareja de drogadictos abandonó a su perro en el monte, no sin antes haberle inyectado una dosis de su droga. El perro, moribundo y esquelético, intentaba olfatear el camino de vuelta, cuando se encontró con un grupo de perros salvajes.
-¡Por fin eres libre! –le dice el jefe de la jauría
-No. Sólo busco el camino a casa.
-¿Quieres volver a tu casa, donde te han pateado, abandonado, y al final matado?
-Sí. Es mi misión como perro. Debo volver y estar en con mis amos, y ser fiel, y velar sus muertes.
-¡Pero ahora eres libre! Mira el cielo y el monte. Míranos a tus nuevos amigos, que velaremos tu cuerpo cuando mueras, no tus amos.
-Pero mi amo me alimentaba…
En ese momento, otro perro de la manada se adelantó con una presa en la boca chorreante de sangre y la colocó a la vista. A la mascota se le tensó el cuerpo, y su inconsciente hizo que se acercara a oler el trozo de carne.
-Muy bien… Ahora tú decidirás lo que quieras hacer y lo que quieras comer. Serás tu propio amo.
El perro, con la mandíbula tensa y las encías sangrando, echando espuma por la boca, dijo:
-Sí. Quiero cazar y vivir en el monte, ver todo lo que se me ha privado en esta vida. Ser mi amo…
Al alcanzar el conocimiento de que podía ser perro y libre a la vez, respiró hondo, y como primer acto de su libertad, marcó el territorio en un árbol, sin saber que el pis simbólico que recorría sus entrañas estaba envenenado. Ahora descansa en ese árbol, envuelto en un charco de pis, espuma y sangre. Sus nuevos amigos no le velaron.
martes, 13 de enero de 2009
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1 comentario:
La originalidad del relato está en la evolución del perro, en el cambio de pensamiento. Estaba convencido de una cosa, pero las palabras "zalameras" de los otros perros le convencen... Al final, la vida, el cosmos, tienen sus leyes secretas.
Muy bien escrito. Además la creación del personaje es memorable
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